Alergias en primavera: prevención y tratamiento
Las alergias en primavera suelen ser fuente de preocupación entre las personas que habitualmente las padecen. Aunque los antihistamínicos son medicamentos eficaces para evitar los síntomas de las alergias, no cabe duda de que la estación primaveral suele ser fuente de un incremento de la sintomatología de ciertas alergias, que os pasamos a describir a continuación.
Cambios en la sintomatología de alergias en primavera
Según Ángel Moral, presidente del Comité de Aerobiología de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), “el aumento de las temperaturas, de los niveles de CO2 y la sequía están cambiando la expresión de las reacciones alérgicas, algo que hemos comprobado respecto al comportamiento de pólenes sensibles a los cambios meteorológicos, cuyas plantas de origen han alargado su polinización y a niveles más elevados; esto ha originado un incremento de la reactivación de los síntomas de los pacientes alérgicos. Como el periodo de polinización se alarga, el tiempo de exposición también aumenta”.
¿Qué agentes provocan las alergias en primavera?
El principal agente causal de las alergias en primavera es el polen de algunas plantas, situándose en segunda posición los ácaros del polvo, que aunque están presentes todo el año, como en el caso de las alergias en otoño, encuentran en la primavera unas condiciones de temperatura y humedad excelentes para crecer. Alrededor de un 20% de las personas están sensibilizadas a algún tipo de polen, y los árboles y las plantas que causan problemas alérgicos durante la primavera son: gramíneas, ciprés, platanero, olivo y artemisa.
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Síntomas típicos de las alergias primaverales
Es importante distinguir los síntomas de un resfriado común de los que tienen lugar cuando se padece una alergia relacionada con la primavera. El cuerpo responde a los estímulos generando una rinitis alérgica, que consiste en una inflamación de la mucosa de vía aérea respiratoria, especialmente de la nariz, provocando estornudos, congestión nasal, picazón de nariz, paladar, ojos y oídos. En algunos casos también puede afectar a los bronquios produciendo asma alérgico.
La principal diferencia de una persona que padece un resfriado y la que padece una alergia primaveral es que la segunda manifiesta los síntomas durante toda la primavera, o casi con toda seguridad en las semanas en las que la concentración de partículas en el ambiente sea más destacada. En el caso de un resfriado, los síntomas duran unos pocos días, hasta que el virus es combatido y desaparece de nuestro cuerpo.
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Uso de mascarillas para evitar síntomas de alergias en primavera
Según la SEAIC, las mascarillas pueden ser un buen remedio para los alérgicos que viven en zonas de elevada intensidad de polen, ya que evitan que éste entre en las vías respiratorias y reducen el uso de medicación de rescate. En todo caso, se deben usar las mascarillas que estén homologadas y que tienen un elevado poder filtrante, ya que son las más eficaces para disminuir la exposición al polen y a los ácaros del polvo, pudiendo reducir los síntomas alérgicos de los pacientes que las usan. Estos dispositivos cubren la nariz y la boca y el aire que pasa a través de la mascarilla atrapa los pólenes o ácaros, llegando limpio a ambos orificios.
Prevención de los síntomas de alergias en primavera
En cuanto a la prevención de los síntomas de las alergias en primavera, se pueden tomar algunas medidas bastante efectivas. Por ejemplo, al viajar en un vehículo, debemos mantener las ventanillas cerradas y en caso de que sea posible usar un filtro “antipolen”. Por otro lado, es aconsejable mantener las ventanas de nuestro hogar cerradas mientras dormimos, y ventilar adecuadamente, ya sea a primera hora de la mañana o por la noche.Mientras duermes, las ventanas deben estar cerradas.
Alergias y primavera: ¿cómo influye la contaminación?
Según un comunicado emitido por la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica, los distintos contaminantes atmosféricos acaban depositándose en el suelo e influyen directamente en el desarrollo de semillas, raíces y plantas, lo que altera sus características fisiológicas, convirtiendo a los pólenes en más alergénicos y potentes. Además, independientemente de que padezcamos alergia, la polución afecta directamente a las vías respiratorias irritando las mucosas de la faringe, la nariz y los pulmones, lo que agrava la sintomatología propia de la alergia. Esto explica por qué son más frecuentes las alergias en las ciudades que en el campo, aunque, lógicamente, haya menos polen.