No me llames John Smith
CULTURA FARMACÉUTICA
De momento, no me hagas caso. Llámame John Smith. Que es como decir Antonio López o Manuel García en tu país. Soy americano, de pura cepa virginiana, y trabajo en la industria farmacéutica. En la fábrica me enamoré de Winona Perkins. Cuando vi su carita entre cajas, y esa silueta inconfundible, ya no tuve ojos para otra. Al poco tiempo, la vida nos separó. Pero los dos somos como nosotros, tenemos una forma especial de comunicarnos, en la que el cariño no sabe de distancias. Por eso sé que ahora ella está bien, dedicada a lo suyo, que es lo mío, y dando lo mejor de sí misma.
Yo trabajo a las órdenes de Elizabeth, en la farmacia que Walgreens tiene entre la Sexta Avenida y la calle Denny de la ciudad de Seattle, estado de Washington. Es uno de esos supermercados que al fondo tiene el dispensario de Farmacia, donde siempre te atienden con la debida discreción o te dan el consejo farmacéutico que necesitas. Me enorgullece trabajar en Walgreens porque es la primera cadena de farmacias de Estados Unidos, aunque también sé que Winona es feliz trabajando en CVS Pharmacy, segunda corporación del país en dispensación de fármacos. Aunque los dos sabemos, igualmente, que algunos de nuestros compañeros de promoción también están muy contentos en RiteAid. Como sabes, a diferencia de España, donde cada farmacéutico titular es empresario, el mercado farmacéutico de dispensación de Estados Unidos se reparte entre las tres cadenas que te he dicho: Walgreens, CVS Pharmacy y RiteAid.
Cuando miro a Elizabeth veo que a los dos nos sienta muy bien el aire marino del Océano Pacífico. Y, aunque muchas veces llueve o está nublado, a mí me gusta mirar el pirulí del Space Needle, levantando la vista por encima de los anaqueles. La miro y la remiro y me da por pensar que es como una gran antena de telecomunicaciones. Y que a mí me gustaría salir en la tele y ser famoso. Pero enseguida, Elizabeth me quita la idea de la cabeza. Me recuerda, con simpatía, que mi importante misión en la vida es otra y que la “tivi” no es para mí. Yo admiro mucho a Elizabeth. Americana de origen asiático, como buena parte de la pobla- ción de Seattle, se le encienden los ojos cuando habla de su trabajo. Tuvo que estudiar cuatro años de Farmacia básica y otros cuatro de especialización. Ahora sabe todo lo que hay que saber sobre fármacos y disfruta de una profesión que es casi tan envidiada como la de médico en los Estados Unidos.
Ella me contó, por ejemplo, que los medicamentos genéricos disfrutan de una clara diferenciación de precio respecto a las medicinas de marca, y que unos y otras gozan del máximo prestigio entre la sociedad americana. También me dijo Eli, como yo la llamo, que los farmacéuticos del estado de Washington no tienen que seguir forzosamente los dictados del Libro Naranja1, donde se recogen las pautas federales de la FDA, a la hora de sustituir unos medicamentos por otros. Y que, incluso, Walgreens permite abonar los medicamentos genéricos a un precio más bajo, mediante programas específicos2.
Precios aparte, vuelvo a mirar la Aguja del Espacio y me acuerdo de Winona. Ella trabaja en la CVS Pharmacy que hay entre la Cuarta Avenida y la calle Lenora, justo enfrente del cine al que iban de chavales los fundadores de Microsoft. En esa farmacia, el farmacéutico Steve le dijo un día a mi chica que las ventas de genéricos en su establecimiento pueden llegar hasta el 90% de las ventas3. ¿Te lo puedes creer? Todo un orgullo.
Pero, espera, llega una abuelita, probablemente beneficiaria del Medicare. Ese mismo que no se sabe muy bien si llegará a trastocar el presidente Donald Trump con su contrarreforma sanitaria. Da su prescripción a Elizabeth y ella me mira con ternura. Me pone en su mano y ya sé para qué nací. Ya no quiero salir en la tele, ni ser famoso. Solo quiero curar o aliviar el problema de salud de mi nueva amiga. Por eso, no me llames John Smith. Llámame por mi principio activo. Y que tengas una vida tan plena como la que he tenido yo.
1. FDA’s Approved Drug Products with Therapeutic Equivalence Evaluations, conocidas como The Orange Book o el Libro Naranja. 2. Prescription Savings Club (PSC), Walgreen’s generic drug program. 3. Según datos de la Generic Pharmaceutical Association.