La OMS marca el camino para asegurar sistemas de salud sostenibles
SOSTENIBILIDAD
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que la innovación en el campo médico es crítico para el desarrollo de la salud, con numerosos retos en salud pendientes o que comienzan a surgir, como el cambio climático o los cambios registrados en la epidemiología. “Es en estos campos donde se necesitan nuevas tecnologías en salud. Y no deben perder de vista las enfermedades olvidadas en los países pobres, que continúan ignoradas por falta de demanda de mercado”, ha recordado el doctor Gilles Bernard Forte, coordinador de política, acceso y uso del Departamento de Medicamentos Esenciales y Productos Sanitarios de la OMS.
En su opinión y con estos antecedentes, hay tres áreas principales por las que es precisa la innovación en salud. La primera son las enfermedades que no tienen tratamiento efectivo como los problemas de sueño, la no existencia de una vacuna para el VIH/Sida o de una insulina oral, o el hecho de que muchos fármacos no cuenten con formulaciones pediátricas.
El segundo ámbito es el de las enfermedades que cuentan con fármacos pero que estos son ineficaces, como el caso de las enfermedades infecciosas resistentes a los antibióticos existentes o la tuberculosis, resistente a los fármacos de primera línea. Un ejemplo similar es el de muchos antimaláricos, que se han vuelto poco efectivos. Por último, y en tercer lugar, surgen nuevas enfermedades que precisan de tratamiento como el síndrome respiratorio agudo grave (SARS en sus siglas en inglés), el virus ébola o nuevas cepas del cólera.
Por otro lado, el envejecimiento de la población en todo el mundo implica el desarrollo de nuevas tecnologías de asistencia, una demanda que aumentará exponencialmente en los próximos años tanto en países desarrollados como en aquellos en vías de desarrollo.
Un campo fundamental es el del acceso a los medicamentos y los productos sanitarios y proporcionar así una cobertura sanitaria global. “Entran muchas dimensiones que deben considerarse como la asequibilidad, la disponibilidad, la accesibilidad geográfica, los acuerdos que permitan casar las limitaciones y las preferencias de los pacientes o la aceptabilidad, es decir, que sea aplicable al paciente. Hay también, además de las demandas de innovación, otras medidas importantes que afectan al acceso, por lo que debe garantizarse que los productos médicos están en el lugar adecuado en el sitio preciso para que puedan ser usados por los pacientes y a un precio que pueda permitirse tanto la comunidad como el propio paciente”, ha recalcado este experto.
Otro aspecto de debate es si es posible mejorar tanto la eficiencia y la equidad de los servicios sociales y el papel que juega el análisis de los costes farmacéuticos. Como opina Forte, la demanda de atención sanitaria sobrepasa la capacidad de pagar por todas las prestaciones prácticamente en todo el mundo, por lo que se trata de una cuestión de gradación.
“Por estos motivos, los costes de los productos médicos son importantes. La equidad y las preocupaciones relacionadas con la justicia social implican que tiene que haber una mayor vigilancia para asegurar que haya acceso para todos los que tengan necesidades sanitarias. Y esto implica que haya una distribución geográfica de los recursos que garantice el acceso a todos los grupos con independencia de género, clase social o consideraciones relacionadas con la edad. La toma de decisiones necesita reflejar los valores sociales de la comunidad. Con demandas de servicios que superan la capacidad de pago, es inevitable que la toma de decisiones tiene que tomar en cuenta la relación calidad-precio. Los gestores deben preguntarse si el beneficio de la atención médica se corresponde con el coste de la intervención”.
“Los genéricos juegan un papel fundamental al mejorar la eficiencia de los sistemas sanitarios”
Influencia de la crisis
La crisis económica es un factor fundamental que amenaza los logros en salud pública y que obliga a los gobiernos y a los gestores a reflexionar sobre cómo se asignan y utilizan los escasos recursos disponibles. Como recalca el responsable de la OMS, “hay oportunidades para mantener y mejorar los logros en materia de salud pública mediante el uso de procesos transparentes de toma de decisiones para evaluar las ventajas y desventajas entre los beneficios, daños y costos. El fortalecimiento de los sistemas de atención de salud y los marcos regulatorios y una buena gobernanza en el sector de la salud pueden aumentar las posibilidades de una asignación más eficaz y eficiente de los recursos”.
Otros puntos imprescindibles son la cuidadosa selección de los medicamentos esenciales y tecnologías de la salud, las prácticas de contratación juiciosas, buenos sistemas de distribución de productos de salud y el manejo cuidadoso de los productos médicos, que puede ayudar a minimizar los residuos.
Alineado con lo anterior, Forte subraya que es importante entender cómo los productos médicos se utilizan en la práctica. Este hecho tiene que estar apoyado por directrices basadas en la evidencia sobre los métodos más eficaces y rentables para ofrecer las mejores prácticas en la atención sanitaria.
“Una supervisión más cuidadosa significa poner un mayor énfasis en la monitorización del sistema de salud y la evaluación de los servicios prestados. Debe llevarse a cabo una recogida de datos de manera habitual y la información debe ser analizada y presentada a los decisores para la elaboración de políticas, la planificación y la realización de las intervenciones apropiadas para solucionar los problemas identificados”, ha propuesto.
Papel clave de los genéricos
En este escenario, los genéricos juegan un papel fundamental al mejorar la eficiencia de los sistemas sanitarios. Como ha destacado este experto: “dado que los cuidados médicos dependen en gran medida de los medicamentos y que, en las enfermedades crónicas los tratamientos son a largo plazo, los fármacos asequibles son críticos. Los costes de los fármacos con patente significan que, en muchos países, el acceso asequible a medicamentos esenciales no es posible sin la disponibilidad de fármacos genéricos de calidad garantizada. Dadas las presiones existentes en los presupuestos sanitarios, los genéricos a menor precio proporcionan un dinero extra a los sistemas sanitarios para adquirir otros fármacos y productos sanitarios necesarios.
Para concluir, Forte ha recordado la aparición de los nuevos estándares globales de protección de patentes introducidos por el acuerdo ADPIC (TRIPS en sus siglas en inglés) en términos de duración del término de patente (con un mínimo de 20 años), en tipos de pacientes (tanto patentes de producto como de proceso) y en protección de datos. “Todos tienen un efecto definitivo en la producción y la entrada de equivalentes genéricos, que tienen como resultado que la gente y los gobiernos paguen altos precios durante períodos de tiempo mucho más largos que antes del acuerdo sobre los ADPIC. Una vez dicho esto, hay disposiciones en el acuerdo sobre los ADPIC, las llamadas flexibilidades, que pueden ser utilizados para minimizar el efecto de la protección de patentes sobre el acceso público a los medicamentos y tecnologías sanitarias de importancia para la salud pública”