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Las infecciones respiratorias más comunes en invierno

En plena temporada de frío las infecciones respiratorias se convierten en una amenaza contra la salud. Los expertos recuerdan que conviene diferenciar entre ellas para conocer cuál es la mejor forma de prevenirlas y, sobre todo, cómo combatirlas. En este sentido, no es lo mismo un resfriado que una gripe.

El resfriado común se caracteriza por los síntomas de congestión nasal, mocos y tos, entre otros. Se deben generalmente a los rinovirus. La faringitis, por otro lado, tiene como síntoma principal el dolor de garganta y puede ser vírica o bacteriana. La segunda opción suele conocerse a través de las ‘placas’ que se forman en la garganta y en los ganglios. Sólo en este caso sería necesario y efectivo el antibiótico.

Los médicos desaconsejan automedicarse con antibióticos en el resto de casos, ya que la mayoría de las infecciones respiratorias agudas descritas son víricas y este tipo de medicamentos sólo son efectivos contra las bacterias. En caso de duda lo mejor es acudir al médico para que sea él quien determine el tratamiento adecuado.

Las vacunas son sólo eficaces contra la gripe. Es una enfermedad infecciosa aguda de las vías respiratorias causadas por un virus. Se presenta generalmente en invierno y de una forma epidémica, es decir, que cada año nos enfrentamos a una temporada en la que pude producirse una gran actividad y circulación del virus, predominantemente en los meses de noviembre a marzo.

La fecha de comienzo de la campaña vacunal viene determinada por la época del año en la que comienza a circular el virus, en el caso de España entre los meses de octubre y noviembre. De hecho, la vacuna comienza a hacer efecto aproximadamente a las dos semanas de su aplicación, por lo que conviene no demorarse en la vacunación, según afirman las autoridades sanitarias.

La infección causada por los virus gripales ocasiona una alteración de la mucosa respiratoria. La gripe es diferente de los catarros, la alteración es mucho más severa que la provocada por virus catarrales y a las pocas horas de la infección el tracto respiratorio está inflamado y congestivo. El cuadro clínico inicial típico suele comenzar de forma brusca con fiebre y escalofríos, acompañados de dolor de cabeza, congestión nasal, molestias de garganta, malestar general, dolores musculares, pérdida de apetito y tos seca. La fiebre y los dolores musculares suelen durar de tres a cinco días y la congestión y la falta de energía puede durar hasta dos semanas.


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