Una oportunidad para el Villa Magna

EL RESTAURANTE: Villa Magna
Paseo de la Castellana, 22, Madrid
Teléfono: 91 587 12 34

Se ha cumplido un año desde que el cocinero asturiano Amalio Prados asumió el cargo de chef ejecutivo del hotel madrileño Villa Magna, tras el polémico despido de Rodrigo de la Calle. Prados, bregado en las cocinas de varios hoteles Hilton, gestiona con solvencia toda la oferta gastronómica del establecimiento: banquetes, Magnum Bar, Lounge, terrazas y servicio de habitaciones.

Pero no es fácil llenar el principal restaurante de este hotel (que no es el famoso Tse Yang, en régimen de alquiler en el mismo edificio). Quizás porque no cuenta con un acceso directo y hay que pasar por recepción. O porque a muchos les da respeto flanquear la puerta de uno de los hoteles más lujosos de Madrid. Es posible también que hasta ahora se demoraran demasiado con los aperitivos y que las comidas se alargaran más de la cuenta. Teorías hay varias. La tarea de animar el Restaurante Villa Magna está siendo ardua.

Sin embargo, se come bien (por 55 euros de media), el servicio es de primera, la decoración, muy agradable, con mesas suficientemente separadas unas de otras, y tiene un punto fuerte para los meses de primavera y verano: una terraza amplia y discreta en pleno centro de la capital. Amalio Prados se centra en la cocina de proximidad y se olvida de modernidades.

Entre sus platos, calamar de anzuelo a la plancha con alioli en su tinta y caviar cítrico, croquetas de cecina y torta del Casar, rape en suquet con patatas confitadas rellenas de gel Pernoud y carnes gallegas bastante sabrosas elaboradas a la parrilla. En el apartado de caldos, el espacio se precia de contar con referencias de todas las denominaciones de origen de España y más de 40 de champán, que incluyen desde pequeños proveedores como Frerejean Frères hasta los más conocidos Krug y Laurent-Perrier.